Introducción
⌅El racismo es uno de los flagelos de la humanidad, fuente de múltiples conflictos en todas las áreas geográficas del planeta desde tiempos remotos y motivo también de grandes injusticias.
La Declaración de los Derechos Humanos proclamada por la ONU en 1948, en su artículo 2, establece que:
“Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.”
Obsérvese que los atributos raza y color son los primeros en ser mencionados en este documento en la lista de posibles motivaciones para discriminación, por delante de otros como sexo y religión, que son también razón frecuente de discriminación en la contemporaneidad. Y es que el racismo ha sido, desde la antigüedad, motivo de odio entre los hombres.
El racismo es una categoría histórica que expresa una forma de poder (cultural, político, económico, epistémico, psicológico) y se manifiesta a nivel estructural (estructuras económicas, políticas, etc), institucional (en instituciones de educación, de salud, de mercado del trabajo, etc) y cotidiano (como forma de violencia física y psicológica en el terreno de la realidad y de los símbolos, a lo interno de la familia y en la sociedad, en los ámbitos privados y en los medios de comunicación).
Además, existen múltiples formas de racismo, como el antisemitismo, la islamofobia, la discriminación de los indígenas y el más generalizado, el antinegrismo.
El odio al negro es, tal vez, la forma más extendida de racismo. Por esta ideología, millones de seres humanos son discriminados, subvalorados y maltratados en diferentes regiones del mundo. Este hecho no solo constituye una flagrante violación de los derechos humanos, sino que conduce a reacciones extremas que ponen en tela de juicio la racionalidad de algunos seres humanos.
Esta actitud ha sido criticada por muchísimas personalidades en el mundo y uno de los críticos más severos que tuvo el antinegrismo fue, sin dudas, José Martí.
El odio al negro encontró decidida oposición en la obra martiana tanto escritural (en prosa y verso) como oral (sus vibrantes discursos). No podía el Apóstol mantenerse indiferente ante una injusticia de tal magnitud que iba contra la vertical eticidad de su pensamiento y acción. Martí criticó la esclavitud mientras esta estuvo vigente y luego criticó el racismo que quedó como secuela de tan horrenda institución. La sociedad norteamericana de su tiempo fue profundamente racista, lo que no escapó a la mirada martiana y así lo dejó reflejado en sus magistrales crónicas, junto a su rechazo decidido a tales prácticas.
Desarrollo
⌅La gran misión histórica del Apóstol de nuestra independencia que elaboró y trasmitió la ideología que permitiría al pueblo cubano lograr su libertad y constituirse y sostenerse como república democrática y progresista, tuvo que considerar, necesariamente, el problema de las razas en la formación de la nacionalidad cubana, como bien señala don Fernando Ortiz (Ortiz, 2013, p. 119-120Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.).
El antirracismo martiano, tal como sucede con otras dimensiones de su vasto y profundo pensamiento, no se encuentra sistematizado en su obra (porque no tuvo tiempo para ello) sino diseminado en los más disímiles contextos, según se le diera la oportunidad de subrayar su idea esencial. Tampoco es el mismo a lo largo de su corta y fructífera vida, sino que fue evolucionando y complejizándose a medida que las circunstancias que lo rodearon fueron abriendo para él nuevas zonas de análisis.
El primer choque con la cuestión de las razas fue el descubrimiento de los horrores de la esclavitud que imperaba en la Cuba donde nació. A los nueve años, durante su estancia en Caimito del Hanábana, comarca cañera de la jurisdicción de Matanzas, vio el maltrato que recibían los esclavos. Años después Martí (1963)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. recordaría:
¿Y los negros? ¿Quién que ha visto azotar a un negro no se considera para siempre su deudor? Yo lo vi, lo vi cuando era niño, y todavía no se me ha apagado en las mejillas la vergüenza. (v.22, p.189Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
De modo que para el niño Martí, la cuestión del negro estaba vinculada al horrendo sistema de la esclavitud que deshumanizaba a los esclavos.
Luego vino el Presidio, el destierro en España que aprovechó para estudiar en la Universidad de Zaragoza las Licenciaturas en Filosofía y Letras (que era su vocación) y en Derecho Civil y Canónico (para complacer a sus padres). En esta última presentó una tesis sobe la oratoria política y forense entre los romanos, donde habló de Cicerón, que en su tiempo había invocado la igualdad fraterna y el amor entre todos los seres humanos.
Su paso por México y Guatemala, donde la esclavitud ya había sido abolida, lo ponen en contacto con la discriminación pos-esclavista de los negros y de los indios generosos, a los que había que echar a andar para que pudiera andar América.
El 3 de enero de 1880 arriba Martí a los Estados Unidos, donde la esclavitud había sido abolida desde hacía dos décadas por lo que, en teoría, los negros tenían los mismos derechos que los blancos. Sin embargo, al interior de la sociedad, el tema estaba lejos de resolverse.
Al vencer el Norte industrial al Sur esclavista en la Guerra de Secesión, se inicia un proceso de Reconstrucción nacional no exento de contradicciones. El 24 de diciembre de 1885 se fundó en Tennessee el Ku Klux Klan, que inicialmente debía ser un club social de diversión y entretenimiento, pero que rápidamente se convirtió en una organización dedicada a reprimir a los esclavos recién liberados, promoviendo sentimientos de odio racial basados en un pasado conservador y de apoyo a la esclavitud. La organización se expandió a todos los estados del Sur con idénticos objetivos y en un solo condado de Florida el Klan aseguró haber matado a más de 150 negros y cientos en otros condados (Newton, pp. 1-30Newton, M. (s/f). The Invisible Empire. The Ku Klux Klan in Florida. Newton cita los datos del testimonio tomado durante una investigación en Florida en 1872. Los historiadores del KKK conocen estos testimonios como El testimonio KKK.).
La reacción en los mismos estados del Sur llevó a la organización al declive y fue formalmente disuelta por el presidente republicano Ulysses Grant a través del “Acta de Derechos civiles de 1871” conocida como el Acta del Ku Klux Klan.
No obstante, los actos de violencia racial se mantuvieron, destacándose la masacre de Colfax, en Louisiana, el domingo de Pascua de 1873, donde perdieron la vida 150 hombres negros. En sentido general, durante las cuatro décadas siguientes, se mantuvo el acoso violento a los negros, con prácticas tan degradantes como quemarlos vivos, castrarlos, dejar sus cabezas clavadas en estacas en lugares públicos, hacer postales con los cadáveres al lado de sus asesinos, etc.
El joven Martí que llega a los Estados Unidos poco antes de cumplir los 27 años ya es un intelectual precozmente maduro, con múltiples lecturas y hondas vivencias, que le permiten estudiar las causas de los fenómenos que observa, perfilando así, paulatinamente, la gran visión de estadista que llega a alcanzar en los quince años que vivió en ese país.
En el siglo XIX era consenso generalizado asumir que había una raza superior (la blanca) y otras inferiores (negros, indios, mestizos). Además, fue la época de la teoría evolucionista de Darwin que se extendió a lo sociológico en una especie de darwinismo social que el propio Darwin criticó al enfatizar la función de cooperación, y ya no de lucha, en el proceso de la evolución de los seres humanos.
Como bien señala Lamore (1995)Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. :
Todos esos debates que conoció Martí fueron un entorno mental efervescente y complejo dentro del cual vivió, y a partir de ese contexto cultural fue forjando poco a poco una doctrina sobre el hombre, su unidad, y la emprendió de forma decisiva contra las teorías, las mentalidades y los comportamientos que se fundan en el hecho racial (p.51Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. ).
Así, en 1881, para los lectores de La Opinión Nacional de Caracas reseña Martí (1963)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. :
¿A qué decir, si no ha de poder ser dicho sin dolor, que en el día mismo en que se escriben estas líneas (…) por la muchedumbre enfurecida ha sido un hombre de color, culpable de grave delito, despedazado a la vista de los oficiales de justicia? (v. 9, p. 120Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Aún no lleva dos años en el país y ya observa el trato desigual que la justicia oficial depara a negros y blancos. Y cuatro meses después, al escribir sobre Henry Garnet, que profesaba ideas antiesclavistas en la Academia de Canaan, cuenta para el mismo público lector (1963Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ):
… los partidarios de la esclavitud juntaron noventa y cinco yuntas de bueyes, y las uncieron a la Academia, y la arrancaron de cuajo, en tanto que balas matadoras tajaban el aire en busca de ’aquél negro atrevido de frente alta'.(v.13, p. 236Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Es precisamente en este año de 1882 en que la Corte Suprema determinó en el caso “Estados Unidos contra Harris” que el Acta Ku Klux Klan era anticonstitucional en parte, pues la decimocuarta enmienda de la Constitución no extendía el poder del Congreso a conspiraciones privadas (Balkin, 2016Balkin, J. (2016) En http://www.yale.edu/lawweb/jbalkin/opeds/historylessons.pdf archivado el 4 de marzo de 2016 en la Wayback Machine bajado el 12 de agosto de 2005, consultado en la Wikipedia en https://es.wikipedia.org/wiki/Ku_Klux_Klan, 5 de febrero de 2020.), lo que en algún modo legitimaba la violencia extrema contra los negros.
En 1884, al hacer la crónica sobre Wendell Phillips, luchador antirracista, dice Martí (1963)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. : “Un Austin, perro de presa, y gobernador del Estado, llamó a los negros bestias…” (v. 13, p.64Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ), con lo cual muestra que la actitud hostil hacia los negros parte de las esferas de poder y constituye una de las líneas del discurso oficial de la nación.
En 1886 queda abolida la esclavitud en Cuba, cuando la regente María Cristina firmó la Orden Real que ponía fin a esta vergonzosa institución, pues la Ley firmada en 1880 por el rey Alfonso XII y su Ministro de Ultramar José Elduayen supuestamente abolía la esclavitud, pero los esclavos liberados tenían que quedar bajo el “patronato” de sus dueños, lo que en la práctica solo constituía un cambio de nombre.
Pero ya para ese momento, el Maestro había comprendido que la abolición de la esclavitud no bastaba. Como señala Lamore (1995)Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. :
Pero a partir de 1885 siente la agudeza del problema que creía resuelto: el de la raza oprimida y marginada en el seno de la sociedad que suprimió su esclavitud. Entonces es cuando arremete contra la discriminación racial, dándose cuenta de que después de la abolición es cuando se instaura un sistema discriminatorio radicalmente racista (p. 54Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. ).
Así, 1887 será un año en que el Apóstol denunciará reiteradamente en sus crónicas estas actitudes racistas en la sociedad norteamericana.
Echaron de un “tranway” a una pobre negra, y Arthur obtuvo, entre grandes celebraciones, la decisión que por primera vez autorizó a los negros, en Nueva York, a entrar en todas partes por derecho propio a nivel de los blancos. (v.13, p. 158Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Mayo de 1887, al reseñar la primera vez que las mujeres votaron en Kansas, dice:
El odio, rezago inevitable de la esclavitud, envenenó el combate. “Las de abajo”, las negras, ¿cómo no habían de aprovechar la ocasión de hermanarse con las que un día las azotaban, y hoy mismo las desdeñan? “Las de arriba”, las “dueñas”, ¿cómo habían de llevar en paz que su lavandera, su cocinera, su esclava de ayer, pudiese, por una hora al menos, lo mismo que ellas pueden? (v. 11, p.186Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Agosto de 1887:
Bandidos parecen, pero son el alcalde y sus patrullas, que vienen a matar a los negros de Oak Ridge, en castigo de que un negro de allí vive en amor con una blanca.
¿Qué han de hacer los negros, perseguidos por todas partes en el Sur del mismo modo, (…) esquivados y perseguidos en el país donde nacieron?
(…) Llegó el alcalde al pueblo: intimó rendición a los habitantes: le contestó la pólvora: hubo de un lado y otro muertos: se desbandaron los negros vencidos: cuatro quedaron sobe el campo, y a ocho les dieron muerte, sin proceso, en la horca. ¿Al alcalde quién lo castigará, si él es la Ley? (v. 11, p. 237Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Septiembre de 1887:
Los negros, tristes porque ya no hay sol que no salga sobre el cadáver de uno de ellos, muerto a manos de los blancos del Sur por tener amistad o consorcio con mujeres blancas… (v. 11, p. 264Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Octubre de 1887:
… ya en el Sur terminó con una paz que parece guerra, la cuestión suscitada en el Estado de Georgia, sobre si deben educarse juntos los negros y los blancos, o cada raza en su universidad, como por fin se ha decidido. (v. 11, p. 289Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Pero no bastaba con la denuncia de los males visibles en la sociedad norteamericana para los lectores de Nuestra América, hacía falta un trabajo de amor infinito para limar esas mismas asperezas en la sociedad cubana, y en particular, en la parte más cercana a él de esa sociedad: la emigración cubana en los Estados Unidos.
A pocos días de su llegada al país norteño, el 24 de enero de 1880, pronunció su famoso discurso “Lectura de Steck Hall” donde analiza detalladamente las causas del fracaso de la Guerra de los Diez Años, y arremete contra los que proclamaron el miedo al negro:
¿Son acaso [los hombres de color, los negros y los mulatos] una cohorte sanguinaria, que habrá, con soplos huracánicos, de arrancar de raíz cuanto hoy sustenta el suelo de la patria? ¡Ah! ¡esto decían los españoles de los indios, tan ofendidos, tan flagelados, tan anhelosos como los negros de su inmediata emancipación…! (v. 4, p. 202Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
La terca historia le dio la razón muy pronto y la Guerra Chiquita que se produjo ese mismo año de 1880, y que por casualidad histórica tocó al propio Martí poner fin, fracasó, entre otras razones, por el hábil manejo que el gobierno colonial, en complicidad con los autonomistas, supo hacer, al mostrar la guerra libertaria como una “guerra de razas”, en la que los negros intentaban tomar el poder contra los blancos, logrando confundir y desunir a los patriotas.
Es a partir de 1887 que Martí comienza su serie de discursos en conmemoración al inicio, el 10 de octubre de 1868, de las gestas libertarias. En el pronunciado en ese mismo año, plantea: “¡Aquí hemos aprendido a amar aquella patria sincera (…) donde podrán vivir en amor los esclavos azotados, y los que los azotamos!” (v. 4, p. 224Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ) y esto lo dijo a un año de abolida la esclavitud en Cuba.
En el discurso pronunciado al año siguiente, vuelve a recalcar la idea de la necesaria convivencia y hermandad entre blancos y negros, al expresar:
¡Todavía tiene oficio la palabra para recoger de esta noche hermosa, y levantar como estandarte blanco, la declaración de que no nos animan odios ciegos contra el español, (…) ni hemos de continuar esclavizando con nuestras preocupaciones al hombre negro que redimimos ayer con nuestra bravura, y murió a nuestro lado, no con menos gloria ni mérito que nosotros, por conquistar, para ellos y para nosotros, la libertad! (v. 4, p. 230Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
El Apóstol estaba consciente de que era muy difícil borrar en la mente de los hombres el lastre de cuatro siglos de infame esclavitud y de que era necesario salirle al paso, con decisión, a todos aquellos que fomentaban la desunión y el odio de razas, fatal en las gestas anteriores. No se cansa Martí, no se cansa de reconocer los méritos de los negros. En el discurso de 1889 dirá:
… se confundían en la muerte, porque nada menos que la muerte era necesaria para que se confundieran el amo y el siervo; el hombre lanudo del Congo y el Benin defendía con su pecho a los hombres del color de sus titanos, a los que habían sido sus tiranos, y moría a sus pies, enviándoles una mirada de lealtad y de amor…(v 4, p. 237Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).
No solo con su encendida oratoria defendía a los negros, también con su pluma proclama la necesaria unidad de las razas. En su magistral ensayo Nuestra América, de 1891, afirma: “No hay odio de razas porque no hay razas” y más adelante expresa: “Peca contra la Humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas” (v. 6, p. 22Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Y más aún, con sus actos, tan coherentes con su pensamiento y su discurso. Como narró Víctor Muñoz, cubano que fue testigo de la labor martiana en Suárez (1998)Suárez, C. (1998). Yo conocí a Martí, Edición Capiro, Santa Clara, Cuba.:
En Tampa empezó a notarse cierta fricción entre blancos y negros, que advertida por quienes sabían la magnitud del mal que aquellas desavenencias, todavía incipientes, podían ocasionar, fue puesto en conocimiento del Maestro. Poco tiempo después, el necesario para el viaje, llegó Martí a Ibor City, procedente de Nueva York; llamó a la puerta, siempre abierta para él, de Paulina Pedroso, la negra ilustre por su patriotismo, y saludando a los asombrados transeúntes con aquella su sonrisa de iluminado, y aquel su irresistible y amable gesto ante el cual todos los orgullos se abatían y todos los rencores del odio se esfumaban, la paseó del brazo por las calles principales, poniendo fin, de aquella sutil manera, sin decir una palabra por lo que lo había impulsado a hacerlo, a lo que pudo ser obstáculo infranqueable en el camino que había emprendido. Los patriotas blancos y negros lo comprendieron. No tuvo que decir palabra. (pp. 129-131Suárez, C. (1998). Yo conocí a Martí, Edición Capiro, Santa Clara, Cuba.)
Cuando Martí niega la existencia de las razas, no lo hace negando las diferencias visibles entre los grupos humanos, sino que trata de eliminar todo vestigio de inferiorización conducente a discriminaciones por este motivo. En otros contextos utiliza el vocablo raza, pero lo hace con otra intencionalidad, para llevar a los lectores bajo esta definición el concepto de grupos humanos, más enfocado hacia lo sociológico y más próximo a lo que hoy llamamos culturas. Como señala don Fernando Ortiz (2013)Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.:
En todo caso, trata Martí de privar al concepto de raza de una significación genética de carácter psicológico y de una trascendencia social, que excedían del sentido de una mera convencionalidad de clasificación anatómica. (p. 147Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.)
Pero si bien el Apóstol defendía a los negros y convocaba a sus lectores y próximos a que lo imitaran, también era implacable con los que renegaban de sus orígenes:
Tiene la vida, entre sus viles, los que le niegan a la madre el vientre, o cargan con rabia sorda la condición que no saben realzar con su virtud, o venden, por el apoyo que les empine en el mundo, el honor que puede solo asegurarlos en el. (v. 4, p. 379Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
La preocupación martiana por eliminar, o al menos atenuar al máximo, las divergencias entre blancos y negros tenía su raíz en el convencimiento de que la solución al problema cubano era ante todo una cuestión social y que construir y sostener una república, después de librarse del yugo español, requería del concurso de todos, del esfuerzo de todos. El estudio de lo que había sucedido en las repúblicas de Suramérica después del logro de la independencia le hizo entender que la colonia había seguido viviendo en la república por limitaciones sociales como los regionalismos, el caudillismo, el racismo, y esto lo llevó a la convicción de que había que preparar al pueblo para el ejercicio de una ciudadanía responsable, en la cual no cabían flagelos como el racismo.
En 1893 publica en Patria su artículo esencial Mi raza, en el que aborda nuevamente la temática:
Insistir en las divisiones de raza, en las diferencias de raza, de un pueblo naturalmente dividido, es dificultar la ventura pública, y la individual, que están en el mayor acercamiento de los factores que han de vivir en común.( v.2, p. 298Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Como apuntaba don Fernando Ortiz:
Para Martí la “cuestión social” del negro era un capítulo de la genérica “cuestión social”. Aquella arrancaba de una histórica y compleja condición económica de los negros, la cual los supeditó al trabajo de la esclavitud y, ya libertos aquellos, aún continuaba humillándolos en todos los ambientes a donde la esclavitud y su recuerdo extendían sus sombras. Sin dudas, la cuestión social de los negros es un problema de dineros más que de colores; no es una incompatibilidad de sangres, sino un conflicto de economías (p. 160Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.).
En el Manifiesto de Montecristi, programa de la revolución que se reiniciaba, dejó claras una vez más sus ideas sobre la cuestión racial: “De otro temor quisiera acaso valerse hoy, so pretexto de prudencia, la cobardía: el temor insensato y jamás en Cuba justificado, a la raza negra” (v. 4, p. 96Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).
Y en su última correspondencia a un diario, esta vez al New York Herald, ya desde la manigua, afirma:
Desde los libres campos cubanos, al borde de la fosa donde enterramos juntos al héroe blanco y al negro, proclamamos que es difícil respirar en la humanidad aire más sano de culpa y vigoroso, que el que con espíritu de reverencia rodea a negros y blancos en el camino que del mérito común lleva al cariño y a la paz (v. 4, p. 159Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).
Con su extraordinaria visión política, el héroe de Dos Ríos aquilató en su justa medida la importancia de resolver la cuestión racial para la estabilidad de la futura república. También sabía que la batalla sería larga y difícil, pero absolutamente necesaria. Tan relevante resultó el tema para él, que en las Notas que dejó en sus Cuadernos de Apuntes encontramos esta preocupación. Así, pensaba escribir un libro titulado “La batalla de las almas”, serie de estudios sobre Cuba, donde uno de los tópicos a abordar sería, entre otros, “La raza negra-Su constitución, corrientes y tendencias. Modo de hacerla contribuir al bien común, por el suyo propio” y otro tópico "Negros-" (v. 18, p. 283-284Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
También pensaba escribir un libro, “Mis negros” y dejó escrito el listado de los negros sobre los cuales pensaba hablar, siendo el primero de ellos en la lista: “I.-El del bocabajo en la Hanábana”, que tan honda impresión le causó en la niñez (v. 18, p. 285Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).
Otra anotación importante refiere:
Me despierto hoy, 20 de Agto, formulando en palabras, como resumen de ideas maduradas y dilucidadas durante el sueño, los elementos sociales que pondrá después de su liberación en la Isla de Cuba la raza negra. No las apariencias, sino las fuerzas vivas. No la raza negra como unidad, porque no lo es, -sino estudiada en sus varios espíritus o fuerzas, … (v. 18, p. 284Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
¡Hasta dormido pensaba el Maestro en la cuestión racial cubana! Y en otro de sus apuntes personales, se hace y responde a sí mismo una pregunta que todavía hoy mantiene toda su vigencia, como todo lo expresado por Martí (1978)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. :
Y ¿tú casarías tu hija con un negro? Si yo encontrase en un negro las condiciones apetecibles para darle esta gloria y consuelo de mi vida (…) yo sé que tendría la sensatez y el valor de afrontar el aislamiento social, y de consentir por mi parte en acceder a la voluntad de mi hija. (v. 1, p.33Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )
Nótese que para el Maestro queda claro que el problema racial seguiría existiendo en las mentes de las personas y que aún generaría conflictos como el aislamiento social de quienes decidieran romper las barreras establecidas por los convencionalismos, pero él estaba dispuesto a afrontarlos aún en el plano personal. Nuevamente la absoluta coherencia entre pensamiento, discurso y conducta. No podía ser de otra manera, tratándose de Martí.
Y consciente de que la eliminación de estos prejuicios raciales pasaba necesariamente por un proceso de educación, en su proyecto educacional más preciado, La Edad de Oro, incluye para los niños y niñas de Nuestra América el cuento La Muñeca Negra, que presenta el contraste entre Leonor, la desvencijada muñeca negra “con ojos que hablan” y la rubia muñeca nueva con sus ojos azules “que no hablan”. La frase final que Martí pone en boca de Piedad, la niña protagonista que prefiere a la muñeca negra, es la expresión del sentimiento hacia el negro que lo animó desde su más tierna infancia: “¡Te quiero, porque no te quieren!” (v. 18, p. 484Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).
Conclusiones
⌅La preocupación (y ocupación) martiana por la cuestión racial en Nuestra América y en particular en Cuba, estuvo presente a lo largo de su vida en sus escritos, discursos, cartas y sobre todo, en su accionar, leal y sincero, sin demagogias ni falsedades.
Testigo excepcional del acelerado desarrollo económico de los Estados Unidos, también se percató de las brutales desigualdades que se generaban al interior de esa sociedad, con la correspondiente carga de violencia social que se ejercía sobre los sectores vulnerables: negros, judíos, inmigrantes, defensores de las libertades civiles.
La discriminación racial, heredera de la ideología de la esclavitud, encuentra en José Martí un enemigo formidable que la combatirá en todas las tribunas posibles. El legado de amor que nos dejó conserva hoy toda su vigencia: la violencia racial no ha dejado de existir en la sociedad norteamericana y presenta hoy aires renovados a partir de los discursos racistas y xenófobos de los círculos de poder de los Estados Unidos. Tampoco Cuba está exenta de prejuicios raciales, triste herencia de un pasado de esclavitud colonial y discriminación neocolonial.
Desde su siglo y para todos los tiempos, el Maestro nos convoca a luchar contra todos los racismos, contra todas las discriminaciones, contra todas las injusticias y nos recuerda que: “Peca contra la Humanidad el que fomente (…) el odio de las razas” (Martí, 1963, v.6, p. 22Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )