Revista Ciencias Universitarias Vol. 23, enero-diciembre 2025
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Monografía

Peca contra la Humanidad el que fomente el odio de las razas

 

iDTania Rosa Ruiz González


Centro Universitario Municipal de San José de las Lajas, Mayabeque, Cuba.

 

Autor para correspondencia: Tania Rosa Ruiz González, correo: taniaruizgonzalez@gmail.com

Resumen

El racismo es uno de los flagelos de la humanidad, fuente de múltiples conflictos y motivo de grandes injusticias. El odio al negro es, tal vez, la forma más extendida de racismo. El antirracismo martiano se encuentra diseminado en su obra en los más disímiles contextos, según se le diera la oportunidad de subrayar su idea esencial. El Apóstol estaba consciente de que era muy difícil borrar en la mente de los hombres el lastre de cuatro siglos de infame esclavitud y de que era necesario salirle al paso, con decisión, a todos aquellos que fomentaban el odio de razas.

Palabras clave: 
José Martí, odio al negro, racismo

Recibido: 08/1/2025; Aceptado: 14/3/2025

Dra. C.Tania Rosa Ruiz González. Centro Universitario Municipal de San José de las Lajas, Mayabeque, Cuba.

Conflicto de intereses: El autor de este trabajo no declara conflicto de interés.

CONTENIDO

Introducción

 

El racismo es uno de los flagelos de la humanidad, fuente de múltiples conflictos en todas las áreas geográficas del planeta desde tiempos remotos y motivo también de grandes injusticias.

La Declaración de los Derechos Humanos proclamada por la ONU en 1948, en su artículo 2, establece que:

“Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.”

Obsérvese que los atributos raza y color son los primeros en ser mencionados en este documento en la lista de posibles motivaciones para discriminación, por delante de otros como sexo y religión, que son también razón frecuente de discriminación en la contemporaneidad. Y es que el racismo ha sido, desde la antigüedad, motivo de odio entre los hombres.

El racismo es una categoría histórica que expresa una forma de poder (cultural, político, económico, epistémico, psicológico) y se manifiesta a nivel estructural (estructuras económicas, políticas, etc), institucional (en instituciones de educación, de salud, de mercado del trabajo, etc) y cotidiano (como forma de violencia física y psicológica en el terreno de la realidad y de los símbolos, a lo interno de la familia y en la sociedad, en los ámbitos privados y en los medios de comunicación).

Además, existen múltiples formas de racismo, como el antisemitismo, la islamofobia, la discriminación de los indígenas y el más generalizado, el antinegrismo.

El odio al negro es, tal vez, la forma más extendida de racismo. Por esta ideología, millones de seres humanos son discriminados, subvalorados y maltratados en diferentes regiones del mundo. Este hecho no solo constituye una flagrante violación de los derechos humanos, sino que conduce a reacciones extremas que ponen en tela de juicio la racionalidad de algunos seres humanos.

Esta actitud ha sido criticada por muchísimas personalidades en el mundo y uno de los críticos más severos que tuvo el antinegrismo fue, sin dudas, José Martí.

El odio al negro encontró decidida oposición en la obra martiana tanto escritural (en prosa y verso) como oral (sus vibrantes discursos). No podía el Apóstol mantenerse indiferente ante una injusticia de tal magnitud que iba contra la vertical eticidad de su pensamiento y acción. Martí criticó la esclavitud mientras esta estuvo vigente y luego criticó el racismo que quedó como secuela de tan horrenda institución. La sociedad norteamericana de su tiempo fue profundamente racista, lo que no escapó a la mirada martiana y así lo dejó reflejado en sus magistrales crónicas, junto a su rechazo decidido a tales prácticas.

Desarrollo

 

La gran misión histórica del Apóstol de nuestra independencia que elaboró y trasmitió la ideología que permitiría al pueblo cubano lograr su libertad y constituirse y sostenerse como república democrática y progresista, tuvo que considerar, necesariamente, el problema de las razas en la formación de la nacionalidad cubana, como bien señala don Fernando Ortiz (Ortiz, 2013, p. 119-120Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.).

El antirracismo martiano, tal como sucede con otras dimensiones de su vasto y profundo pensamiento, no se encuentra sistematizado en su obra (porque no tuvo tiempo para ello) sino diseminado en los más disímiles contextos, según se le diera la oportunidad de subrayar su idea esencial. Tampoco es el mismo a lo largo de su corta y fructífera vida, sino que fue evolucionando y complejizándose a medida que las circunstancias que lo rodearon fueron abriendo para él nuevas zonas de análisis.

El primer choque con la cuestión de las razas fue el descubrimiento de los horrores de la esclavitud que imperaba en la Cuba donde nació. A los nueve años, durante su estancia en Caimito del Hanábana, comarca cañera de la jurisdicción de Matanzas, vio el maltrato que recibían los esclavos. Años después Martí (1963)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. recordaría:

¿Y los negros? ¿Quién que ha visto azotar a un negro no se considera para siempre su deudor? Yo lo vi, lo vi cuando era niño, y todavía no se me ha apagado en las mejillas la vergüenza. (v.22, p.189Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

De modo que para el niño Martí, la cuestión del negro estaba vinculada al horrendo sistema de la esclavitud que deshumanizaba a los esclavos.

Luego vino el Presidio, el destierro en España que aprovechó para estudiar en la Universidad de Zaragoza las Licenciaturas en Filosofía y Letras (que era su vocación) y en Derecho Civil y Canónico (para complacer a sus padres). En esta última presentó una tesis sobe la oratoria política y forense entre los romanos, donde habló de Cicerón, que en su tiempo había invocado la igualdad fraterna y el amor entre todos los seres humanos.

Su paso por México y Guatemala, donde la esclavitud ya había sido abolida, lo ponen en contacto con la discriminación pos-esclavista de los negros y de los indios generosos, a los que había que echar a andar para que pudiera andar América.

El 3 de enero de 1880 arriba Martí a los Estados Unidos, donde la esclavitud había sido abolida desde hacía dos décadas por lo que, en teoría, los negros tenían los mismos derechos que los blancos. Sin embargo, al interior de la sociedad, el tema estaba lejos de resolverse.

Al vencer el Norte industrial al Sur esclavista en la Guerra de Secesión, se inicia un proceso de Reconstrucción nacional no exento de contradicciones. El 24 de diciembre de 1885 se fundó en Tennessee el Ku Klux Klan, que inicialmente debía ser un club social de diversión y entretenimiento, pero que rápidamente se convirtió en una organización dedicada a reprimir a los esclavos recién liberados, promoviendo sentimientos de odio racial basados en un pasado conservador y de apoyo a la esclavitud. La organización se expandió a todos los estados del Sur con idénticos objetivos y en un solo condado de Florida el Klan aseguró haber matado a más de 150 negros y cientos en otros condados (Newton, pp. 1-30Newton, M. (s/f). The Invisible Empire. The Ku Klux Klan in Florida. Newton cita los datos del testimonio tomado durante una investigación en Florida en 1872. Los historiadores del KKK conocen estos testimonios como El testimonio KKK.).

La reacción en los mismos estados del Sur llevó a la organización al declive y fue formalmente disuelta por el presidente republicano Ulysses Grant a través del “Acta de Derechos civiles de 1871” conocida como el Acta del Ku Klux Klan.

No obstante, los actos de violencia racial se mantuvieron, destacándose la masacre de Colfax, en Louisiana, el domingo de Pascua de 1873, donde perdieron la vida 150 hombres negros. En sentido general, durante las cuatro décadas siguientes, se mantuvo el acoso violento a los negros, con prácticas tan degradantes como quemarlos vivos, castrarlos, dejar sus cabezas clavadas en estacas en lugares públicos, hacer postales con los cadáveres al lado de sus asesinos, etc.

El joven Martí que llega a los Estados Unidos poco antes de cumplir los 27 años ya es un intelectual precozmente maduro, con múltiples lecturas y hondas vivencias, que le permiten estudiar las causas de los fenómenos que observa, perfilando así, paulatinamente, la gran visión de estadista que llega a alcanzar en los quince años que vivió en ese país.

En el siglo XIX era consenso generalizado asumir que había una raza superior (la blanca) y otras inferiores (negros, indios, mestizos). Además, fue la época de la teoría evolucionista de Darwin que se extendió a lo sociológico en una especie de darwinismo social que el propio Darwin criticó al enfatizar la función de cooperación, y ya no de lucha, en el proceso de la evolución de los seres humanos.

Como bien señala Lamore (1995)Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. :

Todos esos debates que conoció Martí fueron un entorno mental efervescente y complejo dentro del cual vivió, y a partir de ese contexto cultural fue forjando poco a poco una doctrina sobre el hombre, su unidad, y la emprendió de forma decisiva contra las teorías, las mentalidades y los comportamientos que se fundan en el hecho racial (p.51Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. ).

Así, en 1881, para los lectores de La Opinión Nacional de Caracas reseña Martí (1963)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. :

¿A qué decir, si no ha de poder ser dicho sin dolor, que en el día mismo en que se escriben estas líneas (…) por la muchedumbre enfurecida ha sido un hombre de color, culpable de grave delito, despedazado a la vista de los oficiales de justicia? (v. 9, p. 120Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Aún no lleva dos años en el país y ya observa el trato desigual que la justicia oficial depara a negros y blancos. Y cuatro meses después, al escribir sobre Henry Garnet, que profesaba ideas antiesclavistas en la Academia de Canaan, cuenta para el mismo público lector (1963Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ):

… los partidarios de la esclavitud juntaron noventa y cinco yuntas de bueyes, y las uncieron a la Academia, y la arrancaron de cuajo, en tanto que balas matadoras tajaban el aire en busca de ’aquél negro atrevido de frente alta'.(v.13, p. 236Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Es precisamente en este año de 1882 en que la Corte Suprema determinó en el caso “Estados Unidos contra Harris” que el Acta Ku Klux Klan era anticonstitucional en parte, pues la decimocuarta enmienda de la Constitución no extendía el poder del Congreso a conspiraciones privadas (Balkin, 2016Balkin, J. (2016) En http://www.yale.edu/lawweb/jbalkin/opeds/historylessons.pdf archivado el 4 de marzo de 2016 en la Wayback Machine bajado el 12 de agosto de 2005, consultado en la Wikipedia en https://es.wikipedia.org/wiki/Ku_Klux_Klan, 5 de febrero de 2020.), lo que en algún modo legitimaba la violencia extrema contra los negros.

En 1884, al hacer la crónica sobre Wendell Phillips, luchador antirracista, dice Martí (1963)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. : “Un Austin, perro de presa, y gobernador del Estado, llamó a los negros bestias…” (v. 13, p.64Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ), con lo cual muestra que la actitud hostil hacia los negros parte de las esferas de poder y constituye una de las líneas del discurso oficial de la nación.

En 1886 queda abolida la esclavitud en Cuba, cuando la regente María Cristina firmó la Orden Real que ponía fin a esta vergonzosa institución, pues la Ley firmada en 1880 por el rey Alfonso XII y su Ministro de Ultramar José Elduayen supuestamente abolía la esclavitud, pero los esclavos liberados tenían que quedar bajo el “patronato” de sus dueños, lo que en la práctica solo constituía un cambio de nombre.

Pero ya para ese momento, el Maestro había comprendido que la abolición de la esclavitud no bastaba. Como señala Lamore (1995)Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. :

Pero a partir de 1885 siente la agudeza del problema que creía resuelto: el de la raza oprimida y marginada en el seno de la sociedad que suprimió su esclavitud. Entonces es cuando arremete contra la discriminación racial, dándose cuenta de que después de la abolición es cuando se instaura un sistema discriminatorio radicalmente racista (p. 54Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. ).

Así, 1887 será un año en que el Apóstol denunciará reiteradamente en sus crónicas estas actitudes racistas en la sociedad norteamericana.

Echaron de un “tranway” a una pobre negra, y Arthur obtuvo, entre grandes celebraciones, la decisión que por primera vez autorizó a los negros, en Nueva York, a entrar en todas partes por derecho propio a nivel de los blancos. (v.13, p. 158Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Mayo de 1887, al reseñar la primera vez que las mujeres votaron en Kansas, dice:

El odio, rezago inevitable de la esclavitud, envenenó el combate. “Las de abajo”, las negras, ¿cómo no habían de aprovechar la ocasión de hermanarse con las que un día las azotaban, y hoy mismo las desdeñan? “Las de arriba”, las “dueñas”, ¿cómo habían de llevar en paz que su lavandera, su cocinera, su esclava de ayer, pudiese, por una hora al menos, lo mismo que ellas pueden? (v. 11, p.186Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Agosto de 1887:

Bandidos parecen, pero son el alcalde y sus patrullas, que vienen a matar a los negros de Oak Ridge, en castigo de que un negro de allí vive en amor con una blanca.

¿Qué han de hacer los negros, perseguidos por todas partes en el Sur del mismo modo, (…) esquivados y perseguidos en el país donde nacieron?

(…) Llegó el alcalde al pueblo: intimó rendición a los habitantes: le contestó la pólvora: hubo de un lado y otro muertos: se desbandaron los negros vencidos: cuatro quedaron sobe el campo, y a ocho les dieron muerte, sin proceso, en la horca. ¿Al alcalde quién lo castigará, si él es la Ley? (v. 11, p. 237Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Septiembre de 1887:

Los negros, tristes porque ya no hay sol que no salga sobre el cadáver de uno de ellos, muerto a manos de los blancos del Sur por tener amistad o consorcio con mujeres blancas… (v. 11, p. 264Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Octubre de 1887:

… ya en el Sur terminó con una paz que parece guerra, la cuestión suscitada en el Estado de Georgia, sobre si deben educarse juntos los negros y los blancos, o cada raza en su universidad, como por fin se ha decidido. (v. 11, p. 289Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Pero no bastaba con la denuncia de los males visibles en la sociedad norteamericana para los lectores de Nuestra América, hacía falta un trabajo de amor infinito para limar esas mismas asperezas en la sociedad cubana, y en particular, en la parte más cercana a él de esa sociedad: la emigración cubana en los Estados Unidos.

A pocos días de su llegada al país norteño, el 24 de enero de 1880, pronunció su famoso discurso “Lectura de Steck Hall” donde analiza detalladamente las causas del fracaso de la Guerra de los Diez Años, y arremete contra los que proclamaron el miedo al negro:

¿Son acaso [los hombres de color, los negros y los mulatos] una cohorte sanguinaria, que habrá, con soplos huracánicos, de arrancar de raíz cuanto hoy sustenta el suelo de la patria? ¡Ah! ¡esto decían los españoles de los indios, tan ofendidos, tan flagelados, tan anhelosos como los negros de su inmediata emancipación…! (v. 4, p. 202Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

La terca historia le dio la razón muy pronto y la Guerra Chiquita que se produjo ese mismo año de 1880, y que por casualidad histórica tocó al propio Martí poner fin, fracasó, entre otras razones, por el hábil manejo que el gobierno colonial, en complicidad con los autonomistas, supo hacer, al mostrar la guerra libertaria como una “guerra de razas”, en la que los negros intentaban tomar el poder contra los blancos, logrando confundir y desunir a los patriotas.

Es a partir de 1887 que Martí comienza su serie de discursos en conmemoración al inicio, el 10 de octubre de 1868, de las gestas libertarias. En el pronunciado en ese mismo año, plantea: “¡Aquí hemos aprendido a amar aquella patria sincera (…) donde podrán vivir en amor los esclavos azotados, y los que los azotamos!” (v. 4, p. 224Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ) y esto lo dijo a un año de abolida la esclavitud en Cuba.

En el discurso pronunciado al año siguiente, vuelve a recalcar la idea de la necesaria convivencia y hermandad entre blancos y negros, al expresar:

¡Todavía tiene oficio la palabra para recoger de esta noche hermosa, y levantar como estandarte blanco, la declaración de que no nos animan odios ciegos contra el español, (…) ni hemos de continuar esclavizando con nuestras preocupaciones al hombre negro que redimimos ayer con nuestra bravura, y murió a nuestro lado, no con menos gloria ni mérito que nosotros, por conquistar, para ellos y para nosotros, la libertad! (v. 4, p. 230Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

El Apóstol estaba consciente de que era muy difícil borrar en la mente de los hombres el lastre de cuatro siglos de infame esclavitud y de que era necesario salirle al paso, con decisión, a todos aquellos que fomentaban la desunión y el odio de razas, fatal en las gestas anteriores. No se cansa Martí, no se cansa de reconocer los méritos de los negros. En el discurso de 1889 dirá:

… se confundían en la muerte, porque nada menos que la muerte era necesaria para que se confundieran el amo y el siervo; el hombre lanudo del Congo y el Benin defendía con su pecho a los hombres del color de sus titanos, a los que habían sido sus tiranos, y moría a sus pies, enviándoles una mirada de lealtad y de amor…(v 4, p. 237Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

No solo con su encendida oratoria defendía a los negros, también con su pluma proclama la necesaria unidad de las razas. En su magistral ensayo Nuestra América, de 1891, afirma: “No hay odio de razas porque no hay razas” y más adelante expresa: “Peca contra la Humanidad el que fomente y propague la oposición y el odio de las razas” (v. 6, p. 22Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Y más aún, con sus actos, tan coherentes con su pensamiento y su discurso. Como narró Víctor Muñoz, cubano que fue testigo de la labor martiana en Suárez (1998)Suárez, C. (1998). Yo conocí a Martí, Edición Capiro, Santa Clara, Cuba.:

En Tampa empezó a notarse cierta fricción entre blancos y negros, que advertida por quienes sabían la magnitud del mal que aquellas desavenencias, todavía incipientes, podían ocasionar, fue puesto en conocimiento del Maestro. Poco tiempo después, el necesario para el viaje, llegó Martí a Ibor City, procedente de Nueva York; llamó a la puerta, siempre abierta para él, de Paulina Pedroso, la negra ilustre por su patriotismo, y saludando a los asombrados transeúntes con aquella su sonrisa de iluminado, y aquel su irresistible y amable gesto ante el cual todos los orgullos se abatían y todos los rencores del odio se esfumaban, la paseó del brazo por las calles principales, poniendo fin, de aquella sutil manera, sin decir una palabra por lo que lo había impulsado a hacerlo, a lo que pudo ser obstáculo infranqueable en el camino que había emprendido. Los patriotas blancos y negros lo comprendieron. No tuvo que decir palabra. (pp. 129-131Suárez, C. (1998). Yo conocí a Martí, Edición Capiro, Santa Clara, Cuba.)

Cuando Martí niega la existencia de las razas, no lo hace negando las diferencias visibles entre los grupos humanos, sino que trata de eliminar todo vestigio de inferiorización conducente a discriminaciones por este motivo. En otros contextos utiliza el vocablo raza, pero lo hace con otra intencionalidad, para llevar a los lectores bajo esta definición el concepto de grupos humanos, más enfocado hacia lo sociológico y más próximo a lo que hoy llamamos culturas. Como señala don Fernando Ortiz (2013)Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.:

En todo caso, trata Martí de privar al concepto de raza de una significación genética de carácter psicológico y de una trascendencia social, que excedían del sentido de una mera convencionalidad de clasificación anatómica. (p. 147Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.)

Pero si bien el Apóstol defendía a los negros y convocaba a sus lectores y próximos a que lo imitaran, también era implacable con los que renegaban de sus orígenes:

Tiene la vida, entre sus viles, los que le niegan a la madre el vientre, o cargan con rabia sorda la condición que no saben realzar con su virtud, o venden, por el apoyo que les empine en el mundo, el honor que puede solo asegurarlos en el. (v. 4, p. 379Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

La preocupación martiana por eliminar, o al menos atenuar al máximo, las divergencias entre blancos y negros tenía su raíz en el convencimiento de que la solución al problema cubano era ante todo una cuestión social y que construir y sostener una república, después de librarse del yugo español, requería del concurso de todos, del esfuerzo de todos. El estudio de lo que había sucedido en las repúblicas de Suramérica después del logro de la independencia le hizo entender que la colonia había seguido viviendo en la república por limitaciones sociales como los regionalismos, el caudillismo, el racismo, y esto lo llevó a la convicción de que había que preparar al pueblo para el ejercicio de una ciudadanía responsable, en la cual no cabían flagelos como el racismo.

En 1893 publica en Patria su artículo esencial Mi raza, en el que aborda nuevamente la temática:

Insistir en las divisiones de raza, en las diferencias de raza, de un pueblo naturalmente dividido, es dificultar la ventura pública, y la individual, que están en el mayor acercamiento de los factores que han de vivir en común.( v.2, p. 298Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Como apuntaba don Fernando Ortiz:

Para Martí la “cuestión social” del negro era un capítulo de la genérica “cuestión social”. Aquella arrancaba de una histórica y compleja condición económica de los negros, la cual los supeditó al trabajo de la esclavitud y, ya libertos aquellos, aún continuaba humillándolos en todos los ambientes a donde la esclavitud y su recuerdo extendían sus sombras. Sin dudas, la cuestión social de los negros es un problema de dineros más que de colores; no es una incompatibilidad de sangres, sino un conflicto de economías (p. 160Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.).

En el Manifiesto de Montecristi, programa de la revolución que se reiniciaba, dejó claras una vez más sus ideas sobre la cuestión racial: “De otro temor quisiera acaso valerse hoy, so pretexto de prudencia, la cobardía: el temor insensato y jamás en Cuba justificado, a la raza negra” (v. 4, p. 96Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

Y en su última correspondencia a un diario, esta vez al New York Herald, ya desde la manigua, afirma:

Desde los libres campos cubanos, al borde de la fosa donde enterramos juntos al héroe blanco y al negro, proclamamos que es difícil respirar en la humanidad aire más sano de culpa y vigoroso, que el que con espíritu de reverencia rodea a negros y blancos en el camino que del mérito común lleva al cariño y a la paz (v. 4, p. 159Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

Con su extraordinaria visión política, el héroe de Dos Ríos aquilató en su justa medida la importancia de resolver la cuestión racial para la estabilidad de la futura república. También sabía que la batalla sería larga y difícil, pero absolutamente necesaria. Tan relevante resultó el tema para él, que en las Notas que dejó en sus Cuadernos de Apuntes encontramos esta preocupación. Así, pensaba escribir un libro titulado “La batalla de las almas”, serie de estudios sobre Cuba, donde uno de los tópicos a abordar sería, entre otros, “La raza negra-Su constitución, corrientes y tendencias. Modo de hacerla contribuir al bien común, por el suyo propio” y otro tópico "Negros-" (v. 18, p. 283-284Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

También pensaba escribir un libro, “Mis negros” y dejó escrito el listado de los negros sobre los cuales pensaba hablar, siendo el primero de ellos en la lista: “I.-El del bocabajo en la Hanábana”, que tan honda impresión le causó en la niñez (v. 18, p. 285Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

Otra anotación importante refiere:

Me despierto hoy, 20 de Agto, formulando en palabras, como resumen de ideas maduradas y dilucidadas durante el sueño, los elementos sociales que pondrá después de su liberación en la Isla de Cuba la raza negra. No las apariencias, sino las fuerzas vivas. No la raza negra como unidad, porque no lo es, -sino estudiada en sus varios espíritus o fuerzas, … (v. 18, p. 284Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

¡Hasta dormido pensaba el Maestro en la cuestión racial cubana! Y en otro de sus apuntes personales, se hace y responde a sí mismo una pregunta que todavía hoy mantiene toda su vigencia, como todo lo expresado por Martí (1978)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. :

Y ¿tú casarías tu hija con un negro? Si yo encontrase en un negro las condiciones apetecibles para darle esta gloria y consuelo de mi vida (…) yo sé que tendría la sensatez y el valor de afrontar el aislamiento social, y de consentir por mi parte en acceder a la voluntad de mi hija. (v. 1, p.33Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Nótese que para el Maestro queda claro que el problema racial seguiría existiendo en las mentes de las personas y que aún generaría conflictos como el aislamiento social de quienes decidieran romper las barreras establecidas por los convencionalismos, pero él estaba dispuesto a afrontarlos aún en el plano personal. Nuevamente la absoluta coherencia entre pensamiento, discurso y conducta. No podía ser de otra manera, tratándose de Martí.

Y consciente de que la eliminación de estos prejuicios raciales pasaba necesariamente por un proceso de educación, en su proyecto educacional más preciado, La Edad de Oro, incluye para los niños y niñas de Nuestra América el cuento La Muñeca Negra, que presenta el contraste entre Leonor, la desvencijada muñeca negra “con ojos que hablan” y la rubia muñeca nueva con sus ojos azules “que no hablan”. La frase final que Martí pone en boca de Piedad, la niña protagonista que prefiere a la muñeca negra, es la expresión del sentimiento hacia el negro que lo animó desde su más tierna infancia: “¡Te quiero, porque no te quieren!” (v. 18, p. 484Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

Conclusiones

 

La preocupación (y ocupación) martiana por la cuestión racial en Nuestra América y en particular en Cuba, estuvo presente a lo largo de su vida en sus escritos, discursos, cartas y sobre todo, en su accionar, leal y sincero, sin demagogias ni falsedades.

Testigo excepcional del acelerado desarrollo económico de los Estados Unidos, también se percató de las brutales desigualdades que se generaban al interior de esa sociedad, con la correspondiente carga de violencia social que se ejercía sobre los sectores vulnerables: negros, judíos, inmigrantes, defensores de las libertades civiles.

La discriminación racial, heredera de la ideología de la esclavitud, encuentra en José Martí un enemigo formidable que la combatirá en todas las tribunas posibles. El legado de amor que nos dejó conserva hoy toda su vigencia: la violencia racial no ha dejado de existir en la sociedad norteamericana y presenta hoy aires renovados a partir de los discursos racistas y xenófobos de los círculos de poder de los Estados Unidos. Tampoco Cuba está exenta de prejuicios raciales, triste herencia de un pasado de esclavitud colonial y discriminación neocolonial.

Desde su siglo y para todos los tiempos, el Maestro nos convoca a luchar contra todos los racismos, contra todas las discriminaciones, contra todas las injusticias y nos recuerda que: “Peca contra la Humanidad el que fomente (…) el odio de las razas” (Martí, 1963, v.6, p. 22Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Referencias

 

Balkin, J. (2016) En http://www.yale.edu/lawweb/jbalkin/opeds/historylessons.pdf archivado el 4 de marzo de 2016 en la Wayback Machine bajado el 12 de agosto de 2005, consultado en la Wikipedia en https://es.wikipedia.org/wiki/Ku_Klux_Klan, 5 de febrero de 2020.

Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995.

Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba.

Newton, M. (s/f). The Invisible Empire. The Ku Klux Klan in Florida. Newton cita los datos del testimonio tomado durante una investigación en Florida en 1872. Los historiadores del KKK conocen estos testimonios como El testimonio KKK.

Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.

Suárez, C. (1998). Yo conocí a Martí, Edición Capiro, Santa Clara, Cuba.


 
Monograph

He who promotes racial sins against Humanity

 

iDTania Rosa Ruiz González


Centro Universitario Municipal de San José de las Lajas, Mayabeque, Cuba.

 

Tania Rosa Ruiz González, correo: taniaruizgonzalez@gmail.com

Abstract

Racism is one of the scourges of humanity, the source of multiple conflicts and the cause of great injustices. Hatred of black people is, perhaps, the most widespread form of racism. Martí's anti-racism is spread throughout his work in the most diverse contexts, depending on whether he was given the opportunity to underline his essential idea. The Apostle was aware that it was very difficult to erase from the minds of men the burden of four centuries of infamous slavery and that it was necessary to decisively confront all those who promoted racial hatred.

Keywords: 
José Martí, hatred of black people, racism

Introduction

 

Racism is one of the scourges of humanity, a source of multiple conflicts in all geographical areas of the planet since ancient times and also a cause of great injustices.

The Declaration of Human Rights proclaimed by the UN in 1948, in its article 2, establishes that:

“Everyone is entitled to all the rights and freedoms set forth in this Declaration, without distinction of any kind, such as race, colour, sex, language, religion, political or other opinion, national or social origin, property, birth or other status.”

It should be noted that the attributes race and colour are the first to be mentioned in this document on the list of possible motivations for discrimination, ahead of others such as sex and religion, which are also frequent reasons for discrimination in contemporary times. Racism has been, since ancient times, a cause of hatred among men.

Racism is a historical category that expresses a form of power (cultural, political, economic, epistemic, psychological) and manifests itself at a structural level (economic, political structures, etc.), institutional level (in educational institutions, health institutions, the labor market, etc.) and everyday level (as a form of physical and psychological violence in the realm of reality and symbols, within the family and in society, in private spheres and in the media).

In addition, there are multiple forms of racism, such as anti-Semitism, Islamophobia, discrimination against indigenous people and, most widely, anti-blackness.

Hatred of blacks is perhaps the most widespread form of racism. Because of this ideology, millions of human beings are discriminated against, undervalued and mistreated in different regions of the world. This fact not only constitutes a flagrant violation of human rights, but also leads to extreme reactions that call into question the rationality of some human beings.

This attitude has been criticized by many personalities around the world and one of the harshest critics of anti-blackness was, without a doubt, José Martí.

Hatred of blacks found decisive opposition in Martí's work, both in writing (in prose and verse) and orally (his vibrant speeches). The Apostle could not remain indifferent to an injustice of such magnitude that went against the vertical ethics of his thought and action. Martí criticized slavery while it was in force and later criticized the racism that remained as a consequence of such a horrendous institution. The North American society of his time was profoundly racist, which did not escape Martí's gaze and he reflected it in his masterful chronicles, along with his determined rejection of such practices.

Development

 

The great historical mission of the Apostle of our independence who developed and transmitted the ideology that would allow the Cuban people to achieve their freedom and constitute and sustain themselves as a democratic and progressive republic, necessarily had to consider the problem of races in the formation of Cuban nationality, as Don Fernando Ortiz rightly points out (Ortiz, 2013, p. 119-120Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.).

Martí's anti-racism, as with other dimensions of his vast and profound thought, is not systematized in his work (because he did not have time for it) but is disseminated in the most diverse contexts, depending on the opportunity to underline his essential idea. Nor is it the same throughout his short and fruitful life, but rather it evolved and became more complex as the circumstances that surrounded him opened up new areas of analysis for him.

The first clash with the question of race was the discovery of the horrors of slavery that prevailed in Cuba, where he was born. At the age of nine, during his stay in Caimito del Hanábana, a sugarcane region in the jurisdiction of Matanzas, he saw the mistreatment of slaves. Years later, Martí (1963)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. would remember:

And what about black people? Who who has seen a black man whipped does not consider himself forever his debtor? I saw it, I saw it when I was a child, and the shame has not yet faded from my cheeks. (v.22, p.189Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

So for the young Martí, the black issue was linked to the horrendous system of slavery that dehumanized slaves.

Then came the Prison, the exile in Spain which he took advantage of to study at the University of Zaragoza for a degree in Philosophy and Letters (which was his vocation) and in Civil and Canon Law (to please his parents). At the latter he presented a thesis on political and forensic oratory among the Romans, where he spoke of Cicero, who in his time had invoked fraternal equality and love among all human beings.

His passage through Mexico and Guatemala, where slavery had already been abolished, brought him into contact with the post-slavery discrimination of blacks and generous Indians, who had to be set in motion so that America could move forward.

On January 3, 1880, Martí arrived in the United States, where slavery had been abolished two decades earlier, so that, in theory, blacks had the same rights as whites. However, within society, the issue was far from resolved.

When the industrial North defeated the slave-owning South in the Civil War, a process of national Reconstruction began that was not free of contradictions. On December 24, 1885, the Ku Klux Klan was founded in Tennessee. It was initially intended to be a social club for fun and entertainment, but it quickly became an organization dedicated to repressing the recently freed slaves, promoting feelings of racial hatred based on a conservative past and support for slavery. The organization expanded to all the states of the South with identical objectives and in a single county in Florida the Klan claimed to have killed more than 150 blacks and hundreds in other counties (Newton, pp. 1-30Newton, M. (s/f). The Invisible Empire. The Ku Klux Klan in Florida. Newton cita los datos del testimonio tomado durante una investigación en Florida en 1872. Los historiadores del KKK conocen estos testimonios como El testimonio KKK.).

The reaction in the Southern states themselves led to the organization's decline and it was formally dissolved by Republican President Ulysses Grant through the “Civil Rights Act of 1871” known as the Ku Klux Klan Act.

However, acts of racial violence continued, with the most notable being the Colfax Massacre in Louisiana on Easter Sunday in 1873, where 150 black men lost their lives. In general, during the following four decades, violent harassment of blacks continued, with such degrading practices as burning them alive, castrating them, leaving their heads on stakes in public places, making postcards with the corpses next to their murderers, etc.

The young Martí, who arrived in the United States shortly before turning 27, was already a precociously mature intellectual, with multiple readings and deep experiences, which allowed him to study the causes of the phenomena he observed, thus gradually outlining the great vision of a statesman that he achieved in the fifteen years he lived in that country.

In the 19th century, it was generally accepted that there was a superior race (the white race) and other inferior races (black people, Indians, mestizos). In addition, it was the era of Darwin's evolutionary theory, which extended to sociology in a kind of social Darwinism that Darwin himself criticized by emphasizing the role of cooperation, and no longer of struggle, in the process of human evolution.

As Lamore (1995)Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. rightly points out:

All these debates that Martí experienced were an effervescent and complex mental environment within which he lived, and from that cultural context he gradually forged a doctrine about man, his unity, and he undertook it decisively against the theories, mentalities and behaviors that are based on the racial fact. (p. 51Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. )

Thus, in 1881, for the readers of La Opinión Nacional in Caracas, Martí (1963)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. wrote:

What can be said, if it cannot be said without pain, that on the very day these lines are being written (…) a black man, guilty of a serious crime, was torn to pieces in front of the officers of justice by the enraged mob? (v. 9, p. 120Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

He had not even been in the country two years before he saw the unequal treatment that official justice gave to blacks and whites. And four months later, writing about Henry Garnet, who professed anti-slavery ideas at Canaan Academy, he told the same readership (1963Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ):

… The pro-slavery supporters gathered ninety-five yokes of oxen, yoked them to the Academy, and tore it up by the roots, while deadly bullets sliced ​​through the air in search of 'that bold, high-browed Negro'. (v. 13, p. 236Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

It was precisely in this year of 1882 that the Supreme Court determined in the case "United States v. Harris" that the Ku Klux Klan Act was unconstitutional in part, since the fourteenth amendment of the Constitution did not extend the power of Congress to private conspiracies (Balkin, 2016Balkin, J. (2016) En http://www.yale.edu/lawweb/jbalkin/opeds/historylessons.pdf archivado el 4 de marzo de 2016 en la Wayback Machine bajado el 12 de agosto de 2005, consultado en la Wikipedia en https://es.wikipedia.org/wiki/Ku_Klux_Klan, 5 de febrero de 2020.), which in some way legitimized extreme violence against blacks.

In 1884, when writing a chronicle about Wendell Phillips, an anti-racist fighter, Martí (1963)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. says: “An Austin, a hunting dog and governor of the State, called the blacks beasts…” (v. 13, p.64Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ), thus showing that the hostile attitude towards blacks comes from the spheres of power and constitutes one of the lines of the official discourse of the nation.

In 1886 slavery was abolished in Cuba, when the regent María Cristina signed the Royal Order that put an end to this shameful institution, since the Law signed in 1880 by King Alfonso XII and his Minister of Overseas José Elduayen supposedly abolished slavery, but the freed slaves had to remain under the "patronage" of their owners, which in practice only constituted a change of name.

But by that time, the Master had realized that the abolition of slavery was not enough. As Lamore (1995)Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. points out:

But from 1885 onwards he felt the acuteness of the problem he thought had been solved: that of the oppressed and marginalised race within the society that had abolished its slavery. It was then that he attacked racial discrimination, realising that after abolition a radically racist discriminatory system was established (p. 54Lamore, J. (1995). José Martí y las razas, en Revista Casa de las Américas Por los siglos de José Martí (número especial), año XXXV, no. 198, Ene-Mar 1995. ).

Thus, 1887 will be a year in which the Apostle will repeatedly denounce these racist attitudes in North American society in his chronicles.

February 1887:

A poor black woman was thrown off a tram, and Arthur obtained, amid great celebration, the decision that for the first time authorized blacks in New York to enter everywhere by their own right on a par with whites (v. 13, p. 158Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

May 1887, describing the first time women voted in Kansas, says:

Hatred, an inevitable remnant of slavery, poisoned the battle. “Those below,” the black women, how could they not take advantage of the opportunity to join forces with those who once whipped them and today scorn them? “Those above,” the “owners,” how could they bear in peace that their washerwoman, their cook, their slave of yesterday, could, for at least one hour, do the same thing that they can? (v. 11, p. 186Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

August 1887:

They look like bandits, but they are the mayor and his patrols, who have come to kill the blacks of Oak Ridge, as punishment for a black man there living in love with a white woman.

What are blacks to do, persecuted everywhere in the South in the same way, (…) shunned and persecuted in the country where they were born?

(…) The mayor arrived at the town: he demanded surrender from the inhabitants: gunpowder answered him: there were dead on both sides: the defeated blacks scattered: four remained on the field, and eight were killed, without trial, by hanging. Who will punish the mayor, if he is the Law? (v. 11, p. 237Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

September 1887:

The blacks, sad because there is no longer a sun that does not rise over the corpse of one of them, killed at the hands of the whites of the South for having friendship or consortium with white women... (v. 11, p. 264Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

October 1887:

… In the South, the question in Georgia, whether blacks and whites should be educated together, or whether each race should be educated in its own university, as has now been decided, ended with a peace that seems like war (v. 11, p. 289Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

But it was not enough to denounce the visible evils in American society for the readers of Nuestra América; an infinite labor of love was needed to smooth out those same rough edges in Cuban society, and in particular, in the part of that society closest to him: Cuban emigration in the United States.

A few days after his arrival in the northern country, on January 24, 1880, he gave his famous speech “Steck Hall Lecture” where he analyzed in detail the causes of the failure of the Ten Years War, and attacked those who proclaimed fear of blacks:

Are they [the colored men, the blacks and the mulattoes] a bloodthirsty cohort, who will, with hurricane blows, tear out by the roots everything that today sustains the soil of the country? Ah! This is what the Spaniards said about the Indians, as offended, as scourged, as longing as the blacks for their immediate emancipation…! (v. 4, p. 202Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Stubborn history soon proved him right and the Little War that took place that same year of 1880, and which by historical chance Martí himself had to end, failed, among other reasons, due to the skillful handling that the colonial government, in complicity with the autonomists, knew how to do, by showing the libertarian war as a "race war", in which the blacks tried to take power against the whites, managing to confuse and disunite the patriots.

It was in 1887 that Martí began his series of speeches commemorating the beginning of the liberation struggles on October 10, 1868. In the speech given that same year, he stated: “Here we have learned to love that sincere homeland (…) where the whipped slaves and those who whipped them will be able to live in love!” (v. 4, p. 224Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ) and he said this one year after slavery was abolished in Cuba.

In the speech given the following year, he again stressed the idea of ​​the necessary coexistence and brotherhood between whites and blacks, stating:

The word still has a role to take from this beautiful night, and raise as a white banner, the declaration that we are not animated by blind hatred against the Spanish, (…) nor should we continue to enslave with our concerns the black man whom we redeemed yesterday with our bravery, and who died at our side, with no less glory or merit than us, for conquering, for them and for us, freedom! (v. 4, p. 230Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

The Apostle was aware that it was very difficult to erase from the minds of men the burden of four centuries of infamous slavery and that it was necessary to decisively confront all those who fostered disunity and hatred of races, which had been fatal in previous exploits. Martí never tires of recognizing the merits of blacks. In his speech of 1889 he will say:

… They were confused in death, because nothing less than death was necessary for the master and the servant to be confused; the woolly man of the Congo and Benin defended with his chest the men of the color of his titans, those who had been his tyrants, and died at their feet, sending them a look of loyalty and love... (v 4, p. 237Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

Not only did he defend blacks with his fiery oratory, but he also proclaimed the necessary unity of the races with his pen. In his masterful essay Our America, from 1891, he stated: “There is no hatred of races because there are no races” and later he expressed: “He who foments and propagates opposition and hatred of races sins against humanity” (v. 6, p. 22Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

And even more so, with his actions, so consistent with his thought and his discourse. As Victor Muñoz, a Cuban who witnessed Martí's work in Suárez (1998)Suárez, C. (1998). Yo conocí a Martí, Edición Capiro, Santa Clara, Cuba., narrated:

In Tampa, a certain friction began to be noticed between whites and blacks, which was noticed by those who knew the magnitude of the harm that those disagreements, still incipient, could cause, and was brought to the attention of the Master. A short time later, the time necessary for the trip, Martí arrived in Ibor City, coming from New York; he knocked on the door, always open to him, of Paulina Pedroso, the black woman illustrious for her patriotism, and greeting the astonished passers-by with that smile of his enlightened one, and that irresistible and kind gesture before which all pride was abated and all resentment of hatred vanished, he walked her by the arm through the main streets, putting an end, in that subtle way, without saying a word about what had driven him to do it, to what could have been an insurmountable obstacle in the path he had undertaken. The white and black patriots understood him. He did not have to say a word (pp. 129-131Suárez, C. (1998). Yo conocí a Martí, Edición Capiro, Santa Clara, Cuba.).

When Martí denies the existence of races, he does not do so by denying the visible differences between human groups, but rather he tries to eliminate all traces of inferiority that lead to discrimination for this reason. In other contexts he uses the word race, but he does so with another intention, to bring readers under this definition the concept of human groups, more focused on the sociological and closer to what we today call cultures. As Fernando Ortiz (2013)Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba. points out:

In any case, Martí tries to deprive the concept of race of a genetic significance of a psychological nature and of a social transcendence, which exceeded the meaning of a mere conventionality of anatomical classification (p. 147Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.).

But while the Apostle defended blacks and called on his readers and those close to him to imitate him, he was also implacable with those who denied their origins:

Life has, among its vile ones, those who deny the womb to the mother, or bear with dull rage the condition that they do not know how to enhance with their virtue, or sell, for the support that will propel them in the world, the honor that can only assure them in it (v. 4, p. 379Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

Martí's concern to eliminate, or at least to mitigate as much as possible, the differences between whites and blacks was rooted in the conviction that the solution to the Cuban problem was above all a social question and that building and sustaining a republic, after freeing itself from the Spanish yoke, required the participation of everyone, the effort of everyone. The study of what had happened in the republics of South America after the achievement of independence made him understand that the colony had continued to live in the republic due to social limitations such as regionalism, caudillismo, racism, and this led him to the conviction that the people had to be prepared for the exercise of responsible citizenship, in which scourges such as racism had no place.

In 1893 he published in Patria his essential article My Race, in which he again addresses the subject:

To insist on racial divisions, on racial differences, of a naturally divided people, is to hinder the public and individual good fortune, which are in the closest approximation of the factors that must live in common (v. 2, p. 298Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

As Don Fernando Ortiz pointed out:

For Martí, the “social question” of the black man was a chapter of the generic “social question.” The former stemmed from a historical and complex economic condition of the blacks, which subjected them to the work of slavery and, once they were freed, continued to humiliate them in all the environments where slavery and its memory extended their shadows. Without a doubt, the social question of the blacks is a problem of money more than of colors; it is not an incompatibility of blood, but a conflict of economies (p. 160Ortiz, F. (2013) Martí y las razas, Editorial Ciencias Sociales, Cuba.).

In the Manifesto of Montecristi, the program of the revolution that was restarting, he made clear once again his ideas on the racial question: “Cowardice might wish to use another fear today, under the pretext of prudence: the senseless fear of the black race, never justified in Cuba.” (v. 4, p. 96Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

And in his last correspondence to a newspaper, this time to the New York Herald, already from the jungle, he states:

From the free Cuban fields, at the edge of the grave where we buried together the white and black heroes, we proclaim that it is difficult to breathe in humanity a healthier and more vigorous air of guilt than that which with a spirit of reverence surrounds blacks and whites on the path that leads from common merit to love and peace (v. 4, p. 159Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

With his extraordinary political vision, the hero of Dos Ríos appreciated the importance of resolving the racial question for the stability of the future republic. He also knew that the battle would be long and difficult, but absolutely necessary. The topic was so relevant to him that we find this concern in the Notes he left in his Notebooks. Thus, he planned to write a book entitled “The Battle of Souls”, a series of studies on Cuba, where one of the topics to be addressed would be, among others, “The black race - Its constitution, currents and tendencies. How to make it contribute to the common good, for its own good” and another topic “Blacks-” (v. 18, p. 283-284Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

He also planned to write a book, “My Blacks” and left a list of the blacks he planned to talk about, the first of them on the list being: “I.-The one upside down in Hanábana”, which made such a deep impression on him in his childhood (v. 18, p. 285Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

Another important note refers:

I wake up today, August 20, formulating in words, as a summary of ideas matured and elucidated during sleep, the social elements that the black race will put in place after its liberation on the Island of Cuba. Not appearances, but living forces. Not the black race as a unit, because it is not, but studied in its various spirits or forces, … (v. 18, p. 284Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )

Even while asleep, the Master thought about the Cuban racial question! And in another of his personal notes, he asks and answers himself a question that is still valid today, like everything expressed by Martí (1978)Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. :

And would you marry your daughter to a black man? If I found in a black man the desirable conditions to give him this glory and consolation of my life (…) I know that I would have the good sense and courage to face social isolation, and to consent for my part to accede to my daughter's will (v. 1, p.33Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

Note that it is clear to the Master that the racial problem would continue to exist in the minds of people and would still generate conflicts such as the social isolation of those who decided to break the barriers established by conventions, but he was willing to face them even on a personal level. Again, the absolute coherence between thought, discourse and conduct. It could not be otherwise, in the case of Martí.

And aware that the elimination of these racial prejudices necessarily involved a process of education, in his most prized educational project, The Golden Age, he includes for the boys and girls of Our America the story The Black Doll, which presents the contrast between Leonor, the rickety black doll “with eyes that talk” and the blonde new doll with her blue eyes “that don’t talk.” The final phrase that Martí puts in the mouth of Piedad, the little girl protagonist who prefers the black doll, is the expression of the feeling towards the black man that animated him from his earliest childhood: “I love you, because they don’t love you!” (v. 18, p. 484Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. ).

Conclusions

 

Martí's concern (and occupation) with the racial issue in Our America and particularly in Cuba, was present throughout his life in his writings, speeches, letters and above all, in his actions, loyal and sincere, without demagoguery or falsehoods.

An exceptional witness to the rapid economic development of the United States, he also became aware of the brutal inequalities that were generated within that society, with the corresponding burden of social violence that was exercised on vulnerable sectors: blacks, Jews, immigrants, defenders of civil liberties.

Racial discrimination, inherited from the ideology of slavery, finds in José Martí a formidable enemy who will fight it in every possible forum. The legacy of love that he left us is still valid today: racial violence has not ceased to exist in American society and is now taking on a new dimension thanks to the racist and xenophobic discourses of the United States' power circles. Cuba is not exempt from racial prejudices either, a sad legacy of a past of colonial slavery and neocolonial discrimination.

From his century and for all times, the Master calls us to fight against all racisms, against all discriminations, against all injustices and reminds us that: “He who fosters (…) hatred of races sins against Humanity” (Martí, 1963, v.6, p. 22Martí, J. (1963) Obras Completas, Editorial Nacional de Cuba, Cuba. )