Introducción
Las arvenses representan uno de los problemas más severos en la agricultura mundial (Valle et al., 2000; Blanco et al., 2016). Su acción invasora agrava la competencia con los cultivos, obstruye, contamina e incrementa los costos del proceso de cosecha. Su presencia en áreas cultivables reduce la eficiencia de la fertilización y el riego, facilita la incidencia de otras plagas y enfermedades, con una repercusión negativa en los rendimientos agrícolas y la calidad de la cosecha.
Mucuna pruriens, es una leguminosa tropical de la familia de las Fabaceae, de la cual se reportan en América Latina alrededor de 235 especies con numerosas variedades. Esta arvense es un bejuco trepador, lo que la hace muy competitiva con el cultivo de la caña de azúcar por enrollarse a la hoja, además de crear dificultades durante la cosecha por obstruir el funcionamiento de las máquinas cosechadoras (Morales et al., 2015). En Cuba se encuentran las llamadas especies “mansa” y “urticante”, estas últimas se diferencian claramente de las “mansa” por la presencia de pelos en flores y vainas, que causan severa hinchazón y alergia al ponerse en contacto con la piel. Entre las “mansas” las más conocidas son: frijol terciopelo, nescafé o dolicho y canavalia (Arevalo et al., 2015).
La especie “urticante” se encuentra expandida en las plantaciones cañeras, por lo que es la causa principal de la quema frecuente de los cañaverales, con la correspondiente contribución al calentamiento global, debido a la pérdida de carbono en forma de CO2, además de incidir en el incremento de los costos por concepto de pago adicional a los obreros encargados de la actividad de cosecha. Por tales razones se deben implementar estrategias de manejo, que disminuyan su interferencia con el cultivo y de esta forma, evitar el incremento considerable de los costos de producción (Labrada, 1992; Blanco y Leyva, 2007; Barrera et al., 2014).
Por lo que el objetivo del trabajo es proponer un manejo integrado de la arvense Mucuna pruriens en plantaciones cañeras al nivel de país, según los cambios de frecuencia de aparición experimentados en el período 2007-2015.
Métodos
Para la ejecución del trabajo se tomaron datos de las encuestas de identificación de arvenses realizadas por el Servicio de Control Integral de Malezas (SERCIM) en todas las unidades de producción cañera (UPC) del país desde el año 2007 hasta el 2015. El SERCIM es el servicio científico técnico brindado a los productores de caña de azúcar del país destinado al asesoramiento y capacitación para la implementación de un control de arvenses basado en los principios del manejo integrado y el uso de tecnologías modernas (INICA, 2013).
Las encuestas se realizaron por el método visual, con el auxilio de manuales, recorriendo el campo por sus diagonales. La distribución relativa de las especies en el campo se determinó según Amador et al. (2013), través de su frecuencia relativa, la que se calculó mediante la ecuación (1).
donde:
A - es el número de muestras en que concurre la especie;
B - es el número total de muestras tomadas.
De acuerdo con el valor de frecuencia relativa la especie se clasifica en las categorías: Accidental (<25%); Poco frecuente (desde ≥25% hasta ≤49%); Medianamente frecuente (desde ≥50% hasta ≤74%) y Muy frecuente (≥75%), según SERCIM (2006).
El análisis económico se realizó en la empresa azucarera Artemisa, tomando los datos de la producción estimada de las bases de datos agrícolas (BDA). Para el cálculo de los gastos adicionales incurridos en la cosecha se tomó el valor de 5 pesos, obtenido a partir de la información brindada por productores de unidades afectadas por esta arvense.
El manejo integrado de la arvense se realizó teniendo en cuenta medidas preventivas y métodos de control de arvenses físicos, químicos y culturales (Martínez et al., 2014), de acuerdo con Zuaznábar et al. (2014), y la lista oficial de manejo de plaguicidas autorizados en la República de Cuba (MINAGRI, 2016).
Resultados y Discusión
Los valores de frecuencia muestran un incremento paulatino de pica-pica en todo el país en el período estudiado (Figura 1). La tendencia encontrada en la frecuencia de aparición de esta arvense, a partir de los últimos tres años mostró un ritmo de crecimiento promedio anual de 5%, lo que conllevó a un cambio en las categorías antes mencionadas, pasando de Accidental en 2007 a Poco frecuente a partir del año 2014.
Al analizar el comportamiento por provincia (Figura 2), los resultados de las encuestas correspondientes a 2015 revelan que la pica-pica clasificó como Medianamente frecuente en Sancti Spíritus, donde se observó la mayor incidencia con un valor de 63,5%. En las provincias Camagüey, Holguín y Guantánamo clasificó como Accidental, mientras que, en las 9 provincias restantes clasificó como Poco frecuente y sus porcentajes de aparición variaron entre 33,7 y 25,5%, respectivamente, por lo que fue la categoría más generalizada nacionalmente.
Al analizar el comportamiento de la frecuencia de aparición de esta arvense en la provincia Sancti Spíritus se observaron niveles de incidencia superiores a 40% desde inicios del período hasta 2011, momento a partir del cual tuvo un incremento sostenido hasta 2015 (Figura 3), con cambios de la categoría Poco frecuente a Medianamente Frecuente. En las provincias Artemisa y Villa Clara también se apreció un incremento sostenido de la frecuencia de aparición de esta arvense a partir de 2011, como consecuencia de lo cual pasó de la categoría Accidental a la Poco frecuente. Resultados similares han sido obtenidos por Martínez et al. (2015).
Varios son los factores que han contribuido en el incremento de la frecuencia de aparición de Mucuna pruriens entre los que se destacan, fundamentalmente, la no realización del control químico de forma aérea debido a problemas económicos (Alfaro, 1996; Bernal y Arzola, 2010), la mala calidad de las siembras que provocan la despoblación en los campos y la violación de aspectos del control preventivo, como es la restricción del movimiento y limpieza de equipos de cosecha y aperos de labranza desde áreas infestadas.
El incremento de la presencia de esta arvense en los campos cañeros ha conllevado a la creación de un sistema de pago diferenciado para las áreas con altos niveles de infestación por Mucuna pruriens, con el consecuente incremento de los costos de cosecha para las unidades productoras. Así, en las Empresas Azucareras de Artemisa, Villa Clara y Mayabeque, se pagan cinco pesos adicionales por tonelada de caña cortada infestada por esta arvense, lo que equivale en el caso de Artemisa con un área de 3920.83 ha afectadas en el año 2015, a un pago adicional de 2 285 532.5 pesos (Tabla 1).
Es necesario señalar que esta arvense representa, una amenaza desde el punto de vista ambiental, debido a que los campos con altos niveles de infestación generalmente son quemados previo a la cosecha, ante la imposibilidad de utilizar la mecanización o el corte manual; práctica con la que más del 80% del carbono de los residuos de cosecha se escapan a la atmosfera en forma de CO2 (Galdos et al., 2010).
La situación antes referida es la razón por la que se impone realizar un manejo integrado de esta arvense, que atenúe los niveles de infestación existentes y por ende los daños económicos y ambientales que su presencia ocasiona. Las medidas a tener en cuenta, de acuerdo con Martínez et al. (2014), Zuaznábar et al. (2014), MINAGRI, (2016), en el mencionado manejo deben contemplar:
Limpiar sistemáticamente los equipos de labranza y máquinas cosechadoras después de cultivado o cosechado cada bloque, para evitar la diseminación de esta especie.
Realizar una correcta preparación del suelo, de manera que la superficie quede libre de arvenses, rastrojos o restos de cosecha, a fin de asegurar el máximo contacto con el suelo de los herbicidas residuales.
Rotar las áreas a plantar con cultivos como frijol, arroz boniato y otros.
Realizar aplicaciones en cañas nuevas de herbicidas residuales como Metribuzin PH 70 2-3 L ha-1 o 2 + 2 kg ha-1 de Ametrina, Tebutiuron LS 50 a dosis de 2.5-3.5 L ha-1 y Amigan GD 65 a 6 kg/ha-1. También, tanto en cañas nuevas como en retoños, aplicar Merlin Total (Indaziflam+ Isoxaflutole) SC 60 a 0.20-0.30 L ha-1.
Realizar, en tratamientos de post-emergencia, aplicaciones de 2,4 D Sal de Amina LS 72, a dosis de 2-3 L ha-1 o 1.5% (v/v), Esterol CE 50 a dosis de1.5-2.5 L ha-1 o 0.75-1.25L ha-1 (v/v), Fluroxipir-meptil LS 20 a 0.5% (v/v), de forma oportuna, en los estadios más jóvenes de las arvenses y adecuadas condiciones de humedad y combinado con labores mecanizadas.
Realizar, en tratamientos de pre-cierre, aplicaciones de Finale LS 15 a dosis entre 1.5-2.0 L ha-1, Ametrina GD 80+Trifloxisulfurón GD 75 a dosis de 1.5 + 0.03 kg ha-1 y Doblete LS 20 a 2 L ha-1.
Realizar monitoreo permanente entre los meses de julio a noviembre a las áreas, a fin de evitar que la especie alcance los estadios de floración y fructificación para evitar su diseminación.
Dejar la cobertura de residuos de cosecha, bien de forma total o arropando el narigón, en dependencia del rendimiento agrícola, en las áreas con suelos de buen drenaje y sin problemas de compactación; con el objetivo de reducir la brotación de las semillas.
Emplear distancias de plantación menores de 1,60 m, como el surco de base ancha (0,40+1,40 m), a fin de propiciar un cierre más temprano del campo.
Conclusiones
La arvense Mucuna pruriens incrementó su presencia en las áreas cañeras, con cambio de la categoría Accidental en 2007 a Poco frecuente en 2014 en adelante.
La mayor infestación de esta arvense en el año 2015 se reportó en las Empresas Azucareras de las provincias Sancti Spíritus, Artemisa y Villa Clara, en las que causó elevados gastos adicionales por concepto de operaciones de cosecha.
La alta incidencia de Mucuna pruriens en los campos cultivados con caña de azúcar contribuye a la contaminación ambiental.